El programa furor de la tarde, a fines de los 80′ principios de los 90′, en el viejo canal de la palomita (canal 9) se llamaba “Atrévase a soñar” 1987–1991. Conducido por el oriental Berugo Carámbula, tenía como trama a participantes amas de casa que realizaban una serie de juegos de destrezas varias e ingenio. De este programa es proveniente la famosa frase “Alcoyana — Alcoyana” utilizada coloquialmente para marcar coincidencia en una discusión. Con el transcurso del tiempo está perdiendo vigencia y uno se encuentra habitualmente con la necesidad de explicar la frase. La misma deriva de un juego en el cual las participantes debían ordenar los logos de una serie de marcas que auspiciaban el programa (entre ellas estaban Alcoyana, que era una marca de ropa blanca, Capri, Ultracomb, Veritas, Robin, etc) y aparearlos con una serie de casilleros que tenían los logos al reverso, luego Berugo daba vuelta los logos escondidos y si había coincidencia, la participante ganaba y Berugo decía “Coincidencia Alcoyana Alcoyana” si era el caso de la marca en cuestión. En este programa también se bautizó a una simpática aspiradora como el “marciano chupatierra”.
Cuando terminaba el programa Berugo decía la siguiente frase… “Los sueños, sueños son… pero aquí se hacen realidad…”. A continuación aparecía la hábil ama de casa por una pasarela cual modelo publicitaria con peinado nuevo, zapatos nuevos, bijouterie y vestido largo de fiesta. Aparentemente era lo que soñaba la mujer de la época porque Berugo rompía todos los ratings del momento. De más está decir que un programa de este tipo, gracias a la evolución de esta sociedad, hoy sería denunciado (si a algún gerente de programación en un delirio etílico se le ocurriera reeditarlo) por un sinnúmero de ongs relacionadas a la temática de género y creo que por el INADI también.
La televisión siguió tratando la temática de las aspiraciones populares años mas tarde con el ciclo “Sorpresa y Media” 1996–2002. Los dólares frescos de la convertibilidad de los 90′ aportaban a una producción que a todas luces disponía de más medios que la de Berugo. En este programa, la producción alertada por un cómplice del entorno del “sorprendido” le cumplía el “sueño” de su vida. La gente viajaba, conocía ese lugar deseado, se reencontraba con su abuelo en España, se compraba su primer 0km luego de 50 años de trabajo de mecánico, etc, etc. La televisión se sumó a la onda individualista de la época y pasó a cumplir el sueño a determinadas personas, siempre y cuando estos sueños fueran emocionantes, generalmente al ser sorprendido el individuo rompía en llanto y terminaban todos moqueando incluyendo a los conductores Julian Weich y Maby Wells.
A fines de los 90′ principios de los 2000 la temática de los sueños estuvo marcada por los reality shows. En estos, una serie de personas del común de la sociedad, mayormente clase media, se atrevían a cualquier cosa por ganar fama y un premio dinerario generalmente vinculado a una historia personal que resolver. Los participantes soñaban principalmente con fama y con algunos pesos para cubrir alguna necesidad determinada. El sueño empieza a estar mas relacionado con lo mediático y el poder ser alguien en los medios masivos de comunicación. En post de esto se aventuraron a: sobrevivir en una isla (Expedición Robinson), administrar un bar (El Bar), convivir aislados en una casa (Gran Hermano), jugar al fútbol (Camino a la Gloria), ser modelo (Super M), cantante (Operación Triunfo, Escalera a la Fama, Popstar, etc). Todos los participantes generalmente jóvenes, soñaban y nos hacían soñar que podían llegar a ser famosos.
Más reciente son las producciones de Ideas del Sur, 2006-actualidad. Hubo varias versiones, “Bailando por un Sueño”, “Patinando por un sueño” y “Cantando por un Sueño”. Arrancaron un famoso con un “soñador” haciendo una de las citadas destrezas, para ganar un premio para una institución benéfica. Con el transcurso de los años, “el sueño” fue perdiendo paulatinamente importancia. En las últimas ediciones ya nadie sabe para o por quien baila cada uno y se perdió el mote de “soñador” por bailarín, ya que a los famosos los acompañan bailarines profesionales. Paulatinamente estos bailarines han llegado a desplazar en fama a su pareja, como el caso de Jorgito Moliniers. Ha habido hasta algunos casos de instituciones beneficiadas por el concurso que presentaron denuncias públicas porque dicen que la producción no cumple con los pagos a los que se había comprometido, a nadie le importó demasiado esto.
La televisión y los tiempos totalmente descartables y superficiales actuales han relegado a uno de los ejes de la trama de los programas de entretenimiento como es el “sueño”. Los sueños tienen, hoy en día, menos impacto en nuestra sociedad que la polémica, la confrontación de la figuras mediáticas más famosas, las canciones de Charango y los amoríos del Maldito Peque con la Enana Noelia.
Estas ideas relativas a lo aspiracional, a un estado posterior de felicidad deseado, me surgen en épocas donde uno rediseña lo que sueña. Luego de cierto transcurrir, donde mucho de lo soñado está cumplido y se lucha a diario por mantenerlo, creo firmemente que es necesario para mantenernos activos, creativos y en crecimiento cierta gimnasia de creación de sueños. Ese viaje deseado, esa actividad que nos gusta, ese proyecto individual, de pareja o colectivo deberían canalizar nuestro poder de soñar y ayudarnos a cambiar un poco el mundo en que vivimos.